Érase una vez una vieja mansión donde vivía una pequeña familia.
Un día hubo un terremoto y por desgracia aquella mansión se la tragó
la tierra.
Al paso de unos años, un jefe de una empresa de construcción mandó a
unos obreros a que excavaran en el terreno donde la mansión se había
hundido, para hacer un edificio.
Al llegar al terreno los albañiles se dispusieron a cavar,
cuando las máquinas y los utensilios de construcción cobraron vida.
Los albañiles recurrieron a su jefe y le dijeron lo que había pasado. Su jefe
empeñado en construir el edificio les dijo que eso era imaginación suya, los
albañiles volvieron al terreno y al meterse en las máquinas de excavación
vieron que había en ellas unos cadáveres, se asustaron, pero pensaron en lo que
les dijo su jefe y sacaron los cadáveres de las máquinas y siguieron cavando.
Llegó un momento donde los albañiles no podían cavar más, por que había
algo bastante duro, les entró la curiosidad por saber lo que era y siguieron
cavando.
Al terminar de cavar vieron que había una gran mansión. Uno de los albañiles
se aventuró dentro por saber lo que era. Al entrar vio unas personas bastante
extrañas que lo acorralaban, chilló pero nadie lo oía.
Los demás albañiles preocupados al ver que no salía entraron y tampoco
volvieron a salir.
El jefe de la empresa viendo que no regresaban fue a ver que era lo que
pasaba y vio una gran mansión, de repente la mansión se volvió a
hundir bajo la tierra con el jefe.
Desde entonces nadie volvió a pisar ese terreno.